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Incrustación y corrosión según el tipo de instalación

corrosión e incrustración en fontanería

La vida útil de tus instalaciones y los problemas de incrustación y corrosión va a depender en gran medida de la calidad del agua que circule por ellas. Pero, ¿sabías que no se comportan del mismo modo los circuitos abiertos y los cerrados? 

A continuación tienes algunos datos sobre cómo abordar cada instalación y prevenir problemas según su tipología de circuitos abiertos o cerrados.

Sistemas abiertos, peligro de incrustación

Da igual si hablamos de conducciones de agua potable para consumo, industria, agricultura u otros usos, incluso si se trata de circuitos de torres de enfriamiento: los sistemas abiertos son proclives a la aparición de incrustaciones. El problema está en la aportación de una masa constante de agua que va dejando nuevas incrustaciones en válvulas y tuberías.

Recuerda que Arco ofrece en su catálogo productos cuyas piezas críticas estás recubiertas de material antiadherente para evitar la incrustación de residuos calcáreos. De ellos destacan la Tajo 2000 antical, la A-80 Mac o los colectores modulares antical.

Aún así, y puesto que los problemas más importantes se dan cuando entra en juego el calor, se deben tomar precauciones en los sistemas de calentamiento de ACS. Nosotros recomendamos:

  • Reducir la temperatura de preparación
  • Bajar también la temperatura del primario, incluso si la incrustación se da en el circuito secundario

Recuerda que un aumento de la temperatura en 10ºC en el primario del intercambiador duplica la incrustación calcárea en el secundario del intercambiador.

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Sistemas cerrados: ¡ojo a las fugas!

Aunque el agua de una región sea dura, las incrustaciones calcáreas no suelen ser un problema en los circuitos cerrados típicos de calefacciones, enfriamiento con fancoils, suelo radiante, etc. precisamente por ser cerrados.

El problema se presenta cuando hay fugas o averías que obligan a la reposición de agua, como puede suceder con instalaciones en las que el vaso de expansión es insuficiente o ha perdido la reserva neumática. ¡Ojo con este problema porque puede derivar en otro mucho más serio!

 

El suelo radiante: barros y corrosión

Un caso muy diferente es el del suelo radiante/refrescante. Y no por los depósitos de cal, sino porque pueden aparecer barros en el circuito y corrosión en las partes metálicas de la instalación. Este problema se produce cuando los tubos que se han utilizado en la instalación no tienen barrera de oxígeno.

En ese caso, el oxígeno del aire (que es de un 21% en volumen, mucho mayor del que hay disuelto en el agua) se va transfiriendo de forma permanente hacia el interior del circuito por el principio de la presión osmótica. Y es ese extra de oxígeno lo que provoca la proliferación de algas y finalmente de barro. Este proceso es fácilmente detectable porque el agua toma una tonalidad marrón —apreciable en las tuberías transparentes— y forma con el tiempo grandes incrustaciones en los colectores y zonas en las que el agua circula a baja velocidad.

La manera más evidente de evitar el problema es utilizar tuberías preparadas con barrera de oxígeno. Pero si te encuentras ya con esta situación, tienes la solución de usar algún tratamiento químico.

Como la aparición de estos problemas en las calderas o en las bombas frío-calor podrían dar lugar a daños irreversibles o muy costosos, también se puede recurrir a intercambiadores agua-agua que separan el lado del suelo radiante-refrescante del lado de la generación de calor y frío. Otra forma de evitar los problemas es montar equipos de decantación de lodos, desgasificadores y separadores hidráulicos con sistemas de filtraje o decantación.

 

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