¿Qué vamos a ver en este post?
Conocer los tipos de corrosión en tuberías que pueden producirse es esencial para entender qué medidas podemos aplicar para evitar este fenómeno con consecuencias negativas para cualquier instalación.
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La aparición de tuberías corroídas puede deberse a causas muy diferentes, según factores como los materiales de que están hechas y el ambiente en el que se encuentran. De esta manera, podemos distinguir entre:
La corrosión general o uniforme, que provoca el adelgazamiento de todo el tubo por la pérdida del metal superficial. Una de sus principales causas es la atmosférica, que produce una gran cantidad de daños y que, según el ambiente en el que se produce, puede ser industrial, marino o rural. Asimismo, la corrosión por altas temperaturas se produce en algunos metales expuestos a gases oxidantes, que reaccionan sin la necesaria presencia de un electrolito. Forma una pequeña capa sobre el metal, que favorece la corrosión de la pieza metálica con el movimiento iónico en la superficie.
La corrosión localizada, que es la que implica pérdida de metal en áreas localizadas de las tuberías. Se divide en:
Finalmente, la corrosión en las tuberías de agua también puede ser microbiológica. Se trata de un proceso en el que determinados organismos biológicos actúan como aceleradores del proceso. Se produce, esencialmente, cuando están en contacto con medios acuosos, por lo que resulta muy habitual.
La corrosión en tuberías de agua también puede darse por incompatibilidades en los materiales. Así, la corrosión galvánica es una de las más habituales que se pueden encontrar. Se produce de manera muy rápida cuando dos metales distintos se unen en presencia de un electrolito.
El ataque galvánico puede darse en toda la superficie, o únicamente entre las aleaciones, y ser especialmente severa. Además, es la que produce las conocidas como celdas galvánicas. Esto sucede cuando la oxidación del ánodo inicia un desprendimiento de electrones de la superficie del metal, que acaba produciendo que la superficie del metal se vaya desprendiendo de manera paulatina.
En definitiva, para evitar este tipo de corrosión es necesario valorar la compatibilidad de los materiales de las tuberías. Además, el uso del manguito electrolítico es también muy recomendable. Se trata de una pieza que evita la corrosión de tuberías de hierro galvanizado cuando se hace uso también de tubos de cobre en una instalación profesional.
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En el mismo sentido, hay que destacar la aplicación de ánodos de sacrificio para prevenir este tipo de corrosión. Estos elementos están hechos de una aleación metálica que se oxida más fácilmente que el metal a proteger. De esta manera, se corroe y consume, preservando la estructura inicial.
Asimismo, también se pueden tener en cuenta otras medidas básicas para prevenir la corrosión en las tuberías de agua. Obviamente, la elección de los materiales adecuados es el primer paso, pero también hay que valorar el uso de recubrimientos superficiales resistentes a la corrosión y el establecimiento de la geometría correcta de los sistemas de tuberías instalados.
Medidas de la válvula A-80 MAC con mando Noval metal antical
A nivel práctico en las instalaciones las claves son las siguientes:
En definitiva, la corrosión en tuberías es un problema fruto, en la mayoría de casos, de una combinación de causas potencialmente dañinas. Analizarlas de manera integral y tener en cuenta aspectos tan importantes como los materiales usados en las tuberías y accesorios de la instalación es el primer paso para reducir en todo lo posible el desarrollo de un proceso de corrosión.